martes, 23 de mayo de 2017

PIENSA TU SALUD



La salud se hace. Se hace con creencias que forman pensamientos, con pensamientos que crean emociones, y con emociones que crean conductas a favor o en contra de la salud.
Existen personas que creen que pueden influir en su salud y tienen la capacidad de curarse solas a partir de sus pensamientos.
Las personas que creen que la salud  se tiene o no se tiene, independientemente de la propia conducta, funciona a partir del pensamiento irracional que les lleva a no ejercer su derecho de influencia o ejercerlo desde la posición errónea. Pero la frontera de lo irracional y racional no esta tan clara, todos tenemos sin saberlo creencias que pueden influenciar en nuestra salud. Y nos podemos dejar llevar por experiencias de otros que se han curado milagrosamente y creer en ese espejismo. Pero conocer cómo funciona nuestra mente y en que trampas mentales podemos caer respecto al cuidado de nuestra salud no está de más.
Las personas que no cuidan locus de control interno de su salud creen su salud depende de factores externos a ellas, es decir de los médicos que las atienden por ellos son los responsables de estar pendiente de su cuidado. Pero  esto no es así,  el presidente de la Sociedad  Española de Cardiología, el doctor Vicente Bertomeu, expreso “es muy importante introducir un concepto que considero fundamental: la responsabilidad de la salud cardiovascular reside en el propio individuo”. Según el doctor este aspecto no de pude delegar al Sistema Sanitaria o político. Y se debe formar a la gente para que entienda que la salud es un bien preciado, muy caro y de responsabilidad última para cada uno de nosotros.
Esto también se aplica a los dientes, que es otra prueba de que somos nosotros quienes debemos cuidar de nuestra salud. Hay personas que se atreven a culpar al dentista del mal estado de su dentadura, pero es su mal cuidado el culpable de esta situación. Es  decir, no se cepillan los dientes cuando es debido (después de cada comida), comen antes de dormir y no se cepillan los dientes y por eso se encuentran en mal estado. 
Todo esto nos lleva a Kenneth A. Wallston, profesor de psicología, considerado una autoridad en el locus de control y uno de los padres de una conocida escala diseñada para evaluar las creencias relativas a la salud de las personas entre las cuales tenemos algunas:
  • No importa lo que haga; si me toca ponerme enfermo, enfermaré.
  • La mejor manera de evitar una dolencia es visitar a menudo a mi médico.
  • La mayoría de las cosas que afectan a mi salud ocurren por accidente.
  • Siempre que no me sienta bien debo consultar a un profesional de la salud.
  • Mi familia tiene mucho que ver con el hecho de que yo este sano o caiga enfermo.
  •  La suerte es decisiva a la hora de determinar cuan pronto me recuperaré de una enfermedad.
  • Los profesionales sanitarios controlan mi salud.
  • En lo que respecta a mi salud, solo puedo hacer lo que mi médico me dice.
  • Si estoy sano, soy, sencillamente, un afortunado.

Wallston considera que estos pensamientos están escritos con fuego en la mente de algunas personas que externalizan el control de la salud.  Él considera que este repertorio forma parte del pensamiento popular de las personas y que es importante el cuidado del médico, el azar o la genética que pueden jugar malas pasadas a las personas y por ellos considerar como factores externos los problemas de salud. Pero el también cree que nuestra salud en su mayoría depende del cuidado que cada individuo le dé a su cuerpo y de las medida que tome para evitar las diferentes enfermedades que existen.

Pensamiento mágico.
Hay personas que por más preparadas que sean pueden dejarse influenciar por falsos médicos o gurús que engañan a la gente diciéndole que se pueden curar de sus males solo con su pensamiento o con prácticas erróneas. E incluso pueden inducir a las personas a realizar prácticas extravagantes que no sirven para nada y solo les hacen perder el tiempo e incluso dinero. 
Así que todo lo que viole las leyes de la naturaleza y carezca de un razonamiento sensato que lo avale forma parte el pensamiento mágico y anómalo.

Creencias irracionales sobre la alimentación
Osberg y sus colaboradores resumieron un test las principales creencias irracionales que algunas personas tienen sobre la alimentación. Entre las cuales tenemos algunas:
  •  Comer es la mejor forma de superar la soledad y aburrimiento, de reducir el estrés, de salir de la depresión y de alcanzar la felicidad.
  • El ejercicio puede anular los efectos de una mala alimentación, así que si se hace ejercicio no importa que uno come.
  •  Solo la comida con mucha grasa saben bien.
  • Algunos alimentos son adictivos.
  • Solo engordan los alimentos que se ingieren a partir de las ocho de la noche.
  • Se puede beber todo lo que quiera sin engordar.
Ante una creencia irracional, lo mejor que se puede hacer es analizar objetivamente hasta llegar a una conclusión racional y sensata.
Estas creencias del populacho no son ciertas e incluso son absurdas; Y lo peor es que muchas personas las creen por eso son tan populares,  porque se dejan llevar de lo que según algunos les funciona. Pero  siempre es falso y carecen de sustento científico.

¿Qué sucede cuando no pensamos racionalmente la salud?
Creer que la salud depende de factores externos, sujetarse al pensamiento mágico o mantener creencias irracionales es en el fondo lo mismo y es renunciar a nuestra propia responsabilidad sobre nuestra salud e influye en nuestra vulnerabilidad, en el malestar psicológico y le adquisición de malos hábitos.
En resumen nuestra salud se ve influenciada por varios factores de nuestra vida cotidiana que dependen de la conducta que tengamos nosotros y para bien o para mal la salud se ve afectada por pensamientos, emociones y conductas.


VALORACIÓN CRÍTICA
Este capítulo trata de acerca que existen algunas personas que piensan que tienen el poder de curarse o mantener una buena salud solo con el poder de su mente. Pero desde mi punto de vista no es verdad ya que nadie tiene el poder de curarse por si misma, aunque existen enfermedades ocasionadas por algún problema o sugestión mental no pueden ser sanadas solo con el poder la mente y necesitan de un tratamiento clínico. 
En este capítulo se plantea que todos por más preparados que seamos académicamente podemos caer en la palabrería de personas que se dedican a engañar a la gente prometiendo curar insólitas  a base solo de nuestro pensamiento positivo acerca de curar nuestros males.
Como conclusión sobre este capítulo puedo decir que nosotros podemos colaborar a cuidar de nuestra salud llevando un estilo de vida sana y haciendo ejercicio de forma regular, pero  en caso de sufrir alguna enfermedad siempre debemos confiar en la medicina clínica.


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